Los tejidos hechos con esta materia prima se caracterizan por ser sustentables y resistentes, ya que existe un largo proceso desde la extracción de la fibra hasta el terminado de las piezas. “Es un proceso muy tardado para elaborar la materia prima y poder hacer las bolsas, de aproximadamente tres meses, empezamos desde bajar las pencas verdes, romper con un hueso parecido al cuchillo, ya en hebras se pone a secar, después de dos días se lleva al agua para que se pudra, a los ocho días se le quita el bagazo para que solamente quede la hebra limpia, se maja con un mazo de madera para que el izote quede manejable y se pueda tejer”, explicó. Utilizan implementos como el urdidor y telar de cintura, para dar vida a las bolsas y morrales de diferentes tamaños. El acabado final es pintar el lienzo con dibujos emblemáticos como animales y flores. Estos morrales se mantienen en el gusto de las personas, ya sea como uso decorativo o cotidiano, algunos artesanos han optado por ir innovando en sus creaciones, incluso pintan el izote con tintes naturales como la grana cochinilla y el pericón.
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