• Es una artista referente en el desarrollo artístico del país. • Muestran cuatro obras de su autoría: “El chicharronero” (1940), “Francisca Pulido” (1946), “La titeresca” (1957) y “Animales” (1960).
Toluca, Estado de México, 4 de abril de 2022. El papel de la mujer es de gran valía a lo largo de la historia en México, y las artes plásticas no escapan del desempeño femenino, por lo que, a manera de homenaje y con la intención de reconocer su labor, la exposición “Sororidad. La otra mirada al arte en México”, que alberga el Museo de Bellas Artes del Estado de México, da testimonio de la obra de importantes mujeres desde el siglo XIX a la actualidad.
Esta muestra alberga piezas de María Dolores Velázquez Rivas, mejor conocida como Lola Cueto, nacida en la Ciudad de México en 1897 y quien a los 12 años de edad ingresó a la Academia de San Carlos, lo que la convirtió en una de las primeras mujeres del siglo XX en ingresar a esta institución. Lola Cueto también estudió en la Escuela de Pintura al Aire Libre de Santa Anita, fundada por Alfredo Ramos Martínez, y fue la única mujer entre un grupo de varones. Casada con Germán Cueto, viajan a París, lugar donde residieron durante cinco años, en los que vivió a la vanguardia y eso le abrió muchos horizontes. En el año 1932 regresa a México y logra cosas destacadas en las artes. Como integrante de la Fundación de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, junto con otros artistas, buscó dar la visión social del arte a partir de la pintura y la escritura. Lola introdujo el teatro guiñol en México y eso la convierte en un referente muy importante en el desarrollo artístico; fue maestra de teatro en todos los talleres del Instituto Nacional de Bellas Artes y con ello, llevó a la niñez y juventud, importantes ejemplos de formas de vida. Fundó tres compañías de teatro y creó la obra “El renacuajo paseador”, fue gran amante del arte popular y de las tradiciones que plasmó en sus obras, en diferentes técnicas artesanales como textil, laca y papel picado. Es Lola Cueto un referente obligado en la gráfica a partir de 1940 con tipos populares que vinieron como herencia del Taller de la Gráfica Popular, además, aprendió las diferentes técnicas de grabado. En “Sororidad. La otra mirada al arte en México” exhiben cuatro obras de su autoría; “El chicharronero” (1940), “Francisca Pulido” (1946) en la que se puede apreciar el manejo de las marionetas, además las de corte surrealista “La titeresca” (1957) y “Animales” (1960).
Esta muestra alberga piezas de María Dolores Velázquez Rivas, mejor conocida como Lola Cueto, nacida en la Ciudad de México en 1897 y quien a los 12 años de edad ingresó a la Academia de San Carlos, lo que la convirtió en una de las primeras mujeres del siglo XX en ingresar a esta institución. Lola Cueto también estudió en la Escuela de Pintura al Aire Libre de Santa Anita, fundada por Alfredo Ramos Martínez, y fue la única mujer entre un grupo de varones. Casada con Germán Cueto, viajan a París, lugar donde residieron durante cinco años, en los que vivió a la vanguardia y eso le abrió muchos horizontes. En el año 1932 regresa a México y logra cosas destacadas en las artes. Como integrante de la Fundación de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, junto con otros artistas, buscó dar la visión social del arte a partir de la pintura y la escritura. Lola introdujo el teatro guiñol en México y eso la convierte en un referente muy importante en el desarrollo artístico; fue maestra de teatro en todos los talleres del Instituto Nacional de Bellas Artes y con ello, llevó a la niñez y juventud, importantes ejemplos de formas de vida. Fundó tres compañías de teatro y creó la obra “El renacuajo paseador”, fue gran amante del arte popular y de las tradiciones que plasmó en sus obras, en diferentes técnicas artesanales como textil, laca y papel picado. Es Lola Cueto un referente obligado en la gráfica a partir de 1940 con tipos populares que vinieron como herencia del Taller de la Gráfica Popular, además, aprendió las diferentes técnicas de grabado. En “Sororidad. La otra mirada al arte en México” exhiben cuatro obras de su autoría; “El chicharronero” (1940), “Francisca Pulido” (1946) en la que se puede apreciar el manejo de las marionetas, además las de corte surrealista “La titeresca” (1957) y “Animales” (1960).
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