- El impacto negativos de los plaguicidas es mayor en contextos de pobreza y de desigualdad social: Max Correa.
- Se pide considerar este exhorto entre las reformas a la Ley General de Salud.
A propuesta del diputado Max Correa Hernández, el Congreso mexiquense solicitó al Senado de la República que, durante el análisis de las reformas a Ley General de Salud en materia de plaguicidas, y con base en el principio precautorio, se prohíban los Plaguicidas Altamente Peligrosos (PAP) y otros que perjudiquen la salud humana y los ecosistemas, y se fomente el uso de bioinsumos y procesos agroecológicos. En aras de continuar la lucha por la seguridad y la soberanía alimentaria, es indispensable que la reforma considere toda la evidencia científica y crítica, hacia el cuidado y protección de la salud humana, el medio ambiente, la cultura alimentaria, los pueblos y comunidades indígenas y campesinas, indica el punto de acuerdo también suscrito por la bancada ecologista. En sesión deliberante, el legislador Max Correa recordó que la senadora Ana Lilia Rivera (Morena) propuso el pasado de 10 de febrero reformas a la Ley General de Salud en materia de regulación de bioinsumos, y ante su posible aprobación, se pide a las y a los senadores atender este exhorto. Los plaguicidas de síntesis química, debido a sus características particulares de peligrosidad, pueden provocar daños a la salud y al medio ambiente, a corto o largo plazo, explicó el legislador, por lo que algunos forman parte de convenios ambientales internacionales y un gran número de ellos están prohibidos en otros países, aunque aún estén autorizados en el nuestro. Los impactos negativos de los plaguicidas son mayores en contextos de pobreza y de desigualdad social, sobre todo en la población que está en contacto directo con los agrotóxicos, como trabajadores agrícolas, niños y niñas, hombres y mujeres en edad reproductiva, pueblos indígenas y migrantes, floricultores y expendedores de agroquímicos. La exposición a los PAP va más allá de los campos de cultivo donde son utilizados, ya que la presencia de residuos de plaguicidas en los alimentos expone de manera indirecta a los consumidores, pues se ha detectado la contaminación con residuos de plaguicidas en 73 por ciento de los productos como miel y verduras, y en 90 por ciento de las frutas como manzanas, duraznos, peras, fresas y apio, sentenció
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